Para comenzar primero debemos considerar algunos conceptos básicos para poder entender las descripciones de cada uno de los autores.
La noción de psicomotricidad es demasiado amplia para encerrarla en una definición precisa y
definitiva. Está situada en el punto de unión entre la concepción neurofisiológica y la concepción psicológica
e incluso psicoanalítica del hombre. La síntesis resulta difícil y parece que actualmente el punto de vista
psicológico tiende a tomar la delantera a la neurología. El modo de pensar psicomotor es entonces el
siguiente:
- Cualquier movimiento es indisociable del psiquismo que lo produce e implica, por este hecho, a la
personalidad completa.
- A la inversa el psiquismo, en sus diversos aspectos (intelectual, afectivo y relacional), es indisociable de los
movimientos que condicionado y siguen condicionando su desarrollo.
El movimiento se nos aparece entonces como una de las formas del pensamiento: al igual que éste,
es a la vez y simultáneamente un producto del psiquismo y un factor de construcción y modelado de este
último. Se ha dicho que el “movimiento es el pensamiento en acción” quizás fuese más justo decir que el
“pensamiento es el movimiento sin acción”. (TEXTO MOTRICIDAD HUMANA)
Algunos conceptos de esta rama son:
Motricidad
Desde el punto de vista fisiológico se puede decir que la motricidad es “la propiedad de los centros
nerviosos de provocar la contracción muscular, que permite el desplazamiento y los movimientos del
hombre y de los seres vivos”. Larousse, E. (1990).
Actividad Muscular
La actividad muscular representa el resultado de la transformación de un impulso nervioso en
energía mecánica, la cual se traduce en una fuerza o en un movimiento, tanto en la vida vegetativa como en
la vida de relación.
Actividad muscular estática: Cuando la intensidad de la contracción muscular es igual a la fuerza
que se opone a esta contracción y la longitud del músculo junto a la tensión manifestada no cambia,
entonces hablamos de actividad muscular estática.
Actividad muscular cinética: Cuando la intensidad de la contracción muscular es superior a la
fuerza oponente a esta contracción, el músculo se acorta y se produce la abertura o cerramiento del ángulo
formado por los dos segmentos óseos sobre los que se inserta. En este caso la actividad muscular se
denomina dinámica o cinética, puesto que genera movimiento propiamente dicho, ya sea reflejo, voluntario
o automático.
Engrama sensorial: Los engramas sensoriales representan, el registro en le memoria de diferentes
modelos (patrones) de movimientos. Cuando queremos realizar un acto motor preciso recurrimos al
engrama sensorial de este acto, que origina la puesta en acción de las áreas motrices con vistas a producir el
acto deseado.
Praxia: Cuando los engramas, a los que se puede denominar esquemas, patrones o modelos
teóricos, son traducidos, punto por punto, bajo formas de movimientos, se habla de automatismos. Si bien,
desde que la respuesta motriz ha sido concebida, el engrama interviene en la programación, y el
automatismo, se manifiesta en el desarrollo de la respuesta motriz. El concepto de praxia recubre los
aspectos ideo-motor y motor de la respuesta motriz. Las praxias por tanto representan sistemas
de movimientos coordinados en función de un resultado o de una intención que a su vez son la
consecuencia de una experiencia que se opone a las coordinaciones innatas (Le Boulch, 1987).
Neuromotricidad
El sistema neuromotor es un sistema jerarquizado que tiene por base el músculo, y por encima, el
córtex. Entre estos dos extremos se intercalan toda una serie de centros, más complejos cuanto más altos,
controlando cada uno el conjunto de los centros subyacentes.
En cada nivel existen unos montajes sensitivomotores automáticos, es decir, que una excitación
sensitiva dada pone en marcha una respuesta motriz estereotipada, transmitida a los niveles subyacentes.
Esta respuesta motriz va siendo cada vez más compleja a medida que nos elevamos en la escala jerárquica;
está constituida por influjos excitadores y también, en una mayor proporción, por influjos inhivitorios.
Los centros superiores parecen en efecto inhibir a los que les son inferiores y sus órdenes parecen
más bien ser una especie de “levantamiento de la inhibición”, permitiendo al centro inferior liberar su
respuesta automática.
La acción del córtex, clave del sistema, parece ser, en definitiva, la de escoger, entre la infinidad de
automatismos puestos a su disposición en los distintos niveles, el que o los que deben ser liberados. Los influjos resultantes de este trabajo de selección permanente van constantemente dirigidos hacia el conjunto
del sistema muscular, encargado de la ejecución. Llegan a cada músculo a nivel de la red de interneuronas
gamma, moduladora del tono en el músculo interesado.
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